El sistema capitalista comenzó tras la Revolución Industrial, dando lugar a un nuevo modelo económico, político y social. La mayor diferencia y novedad que poseía, era la creación de clases sociales y un sistema de producción y consumo más estricto y mejorado. Con el tiempo, las clases sociales se fueron distinguiendo aún más debido a la posesión económica de cada individuo.
Llegó un punto en el cual, las clases menos pudientes, cansadas de la explotación laboral y las desigualdades, se rebelaron contra esa división jerarquizada del ser humano y lucharon por sus derechos. A pesar de aquel gran avance social, no se pudo evitar que ciertas personas pudiesen disfrutar de toda clase de lujos mientras otros morían de hambre. ¿Pero qué sería del sistema capitalista si no existiesen personas poderosas que controlasen todo lo que se encuentra a su alcance sobre los demás?
Actualmente, aquellas desigualdades y rechazos hacia los colectivos más empobrecidos siguen presentes y esto es provocado por la situación de no servir a esta sociedad en cuanto en tanto produces o consumes. Quizás sea cierto que aquellos que no tienen qué llevarse a la boca son, en cierto modo, libres, puesto que el ser humano queda tachado de esclavo de la sociedad. Asimismo, todo se concentra en la existencia de un círculo vicioso de explotación humana para el mantenimiento de unas bases ideológicas que claramente sólo favorecen a una minoría. Podría decirse entonces, que el capitalismo no se diferencia tanto del Antiguo Régimen, ya que sigue dándose un dominio absoluto, en este caso, del capital.
"El mundo no vale nada sin dinero. Si no tienes dinero, no eres nadie."
Estas son algunas de las ideas principales que nos manipulan.
Nos encontramos sometidos ante un ente capaz de hacer de nosotros lo que otros deseen a su antojo. Es muy difícil salir de ese círculo o pararse a reflexionar sobre lo que está ocurriendo y concienciarse de que algo puede cambiar. Bajo mi punto de vista, las probabilidades de salir del sistema son reducidas. La única forma de ser "LIBRE" es no aportar ni consumo ni producción al capitalismo, pero sin embargo, todos sabemos que nadie quiere vivir alimentándose a base de restos orgánicos de otros, que ni animales como los cerdos quieren comer. Así que las personas deberían pararse a pensar, dejar atrás el egoísmo y no desperdiciar la oportunidad de hacer de este mundo un lugar mejor. Es necesario afrontar la realidad y plantarle cara ahora que estamos a tiempo.
Por todo esto, La Isla de Las Flores es un cortometraje que sí que tiene vigencia a día de hoy porque básicamente describe la sociedad actual en la que vivimos.
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