Quizás lo más llamativo de la fotografía de Javier Herrero en "Arco de Probabilidad", son las distintas perspectivas que nos hace observar acerca de lo que nos rodea y de lo que sucede a lo largo del tiempo. Se crea una relación entre la influencia del azar y la propia naturaleza terrestre, que en ocasiones viene asociada al ser humano y a su vida cotidiana.
"La vida es un camino que debemos afrontar"
Como bien se puede visualizar en esta fotografía escogida, una figura femenina nos da la espalda, haciéndonos espectadores de la escena y permitiéndonos participar en sus propios pensamientos. Aquella silueta de cabellos rizados se hace protagonista de la foto, se sitúa en frente de un camino, puede que esperando algo que no llega, puede que emprendiendo un nuevo viaje... En cierto modo, ella me recuerda a mi misma, puesto que en este instante estoy emprendiendo el camino hacia mi futuro y, al igual que ella, no sé muy bien si la dirección tomada es la correcta o si me equivocaré. Así que espero a que la vida me de respuestas deteniéndome en ciertos momentos, con la esperanza de encontrarme buenas experiencias y de sortear los baches que haya.
Esta fotografía en especial, consiguió transmitirme esperanza. En primer lugar, creo que es cierto que las personas nacemos solas, vivimos solas y morimos solas. Porque por nuestra vida pueden pasar muchas otras personas, que en algún momento deciden quedarse o incluso deciden marcharse, pero al fin y al cabo, somos nosotros mismos, sólo nosotros, los que tenemos que hacerle frente a la vida. La juventud es algo que también me llegó, aparte de la soledad y la tristeza que me transmitió toda su obra en conjunto. Creo que todos los elementos fotografiados sufren la fuerza del paso del tiempo sobre ellos, lo que nos hace pensar que hay cosas que en un tiempo fueron mejor que otras o que según va pasando el tiempo, se vuelven más frágiles y pierden esa fuerza vital que antes poseían. Al igual que esta opinión pesimista, también se puede dar lo contrario, es decir, el paso del tiempo puede favorecer las cosas.
Para mí, una fotografía en blanco y negro, siempre me va a resultar algo fría y distante. Fría y distante en relación con el tiempo, en este caso, con el pasado. Pensándolo bien, puede que el fotógrafo haya querido que estos conceptos tengan algo que ver o simplemente haya creado una serie de casualidades que según la persona, consigan transmitir emociones dispares. Porque si de algo estoy segura, es de que ciertas circunstancias a veces suceden sin más y nos sorprenden cuando menos las buscamos y eso es lo bonito del azar, y lo bonito de que la fotografía pueda captar momentos mágicos y muchas veces difíciles de expresar con palabras.
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