jueves, 10 de marzo de 2016

Análisis de lecturas

PUBLICITAR LA EDUCACIÓN EN COMUNICACIÓN DESDE LA UNIVERSIDAD DEL S.XXI

Esta actividad consistió en la lectura particular del artículo ‘Publicitar la educación en comunicación desde la universidad del s. XXI’ escrito por Agustín Gª Matilla.  La comunicación y educación  son dos factores que deben darse la mano en el proceso didáctico de los alumnos porque la educación implica emoción y que emoción significa llegar a descubrir lo que les moviliza. La educación conlleva al favorecimiento del desarrollo integral de la persona y debería servir para motivar y alentar a construir el deseo de aprender. Los estímulos llegan también por el lenguaje no verbal, por la transmisión de la emoción que produce el placer vocacional por el trabajo y por la comunicación de valores como la honradez o la tenacidad. Educar es comunicar el afecto, ayudar a construir la sensibilidad, fomentar la creatividad, formar la autoestima, enseñar a mirar el mundo desde la emoción, dar estímulos para que la propia persona sepa canalizar esas emociones y vivir en sociedad.
Según Freinet, ‘’el alumno debe ser el centro del sistema educativo’’ y considera que la alfabetización aboga por una educación crítica que ayuda a interpretar el mundo y, en consecuencia, a transformarla. Por ello hay que potenciar el nivel crítico del alumnado para que consigan evidenciar las carencias de los actuales medios de comunicación que monopolizan todos los sistemas de comunicación; los medios y sistemas de comunicación y de información nacen en la década de los sesenta y de los setenta buscando una interacción educativa, sufren una inmediata evolución a partir de los años ochenta avanzan y se desarrollan rápidamente apareciendo nuevos soportes tecnológicos con los que los niños podían jugar didáctica o lúdicamente y se solapan con otros nuevos desarrollos con las tecnologías del siglo XXI y con el surgir de las redes sociales (YouTube, Facebook,…), la televisión pública y el TDT,…
Otro pionero de la ‘Educomunicación’ es Paulo Freire y según él, alfabetizar es una forma de toma de conciencia que pone en énfasis en el proceso educativo que vincula pensamiento y lenguaje y que no se centra exclusivamente en los contenidos o en los resultados de aprendizaje y por lo tanto, la obligación de los maestros es sacar el máximo rendimiento, la máxima creatividad de ese pensamiento tecnológico natural de sus alumnos capaces de pensar la comunicación en forma múltiple y colaboradores imprescindibles en la tarea de hacer que este cambiante entorno comunicativo sea puesto al servicio de un mundo mejor.
En conclusión, La transmisión de conocimiento es una simple distribución de información que con frecuencia no se relaciona al contexto de aprendizaje.  Si lo que se quiere es introducir nuevas tecnologías para reforzar esto mismo, entonces estaríamos traicionando los ideales de una educación liberadora, es decir, basada en los derechos humanos, constructora de una humanidad, una ciudadanía.




LA EDUCACIÓN COMO INDUSTRIA DEL DESEO

Este artículo trata de la sociedad en la que vivimos, una plena cultura del deseo ya que la incitación del deseo es constante, lo que nos lleva a las emociones, todo el mundo se mueve por emociones, lo que se diferencia a unas personas de otras es el tipo de emociones que les movilizan. Así como los publicitarios son creadores del deseo, consiguen que los consumidores consideren imprescindibles unos productos que son superfluos. También la educación ha de ser una industria del deseo si pretende ser industria del conocimiento porque los medios de masas son unos educadores más eficaces que los profesionales de la enseñanza. La emoción es una herramienta imprescindible para un desarrollo eficaz de la función mediadora en los procesos de enseñanza – aprendizaje: en la comunicación educativa hay mucha preocupación por los contenidos y poca por la actitud o disposición de la persona que los ha de asimilar y en los procesos enseñanza – aprendizaje el reto no consiste en sustituir emoción por razón, sino en integrarlas, en conciliarlas, en interaccionarlas. El reto es aprender a convertir la emoción en reflexión, aprender a aprovechar la capacidad movilizadora de las emociones para activar la racionalidad, en conclusión, el reto es incentivar y desarrollar la pasión de pensar.
Según la neurociencia no hay motivación si no hay aprendizaje, esta energía es imprescindible para toda acción educativa y sólo puede extraerse del cerebro emocional. La capacidad de explicación ha de ir acompañada de la capacidad de implicación. Para que se produzca el aprendizaje, el objeto de conocimiento ha de convertirse en objeto de deseo. La función principal de los educadores ha de ser conseguir que el estudiante convierta en objeto de deseo aquello que se pretende que sea objeto de conocimiento.
En definitiva, la clave del éxito en la lucha contra el yamiké radica en comprender el secreto de la comunicación persuasiva. Toda la ciencia y el arte del marketing se reduce a que se sepa responder a la pregunta que cada consumidor o usuario se hace al enfrentarse al mensaje de un anuncio. De la respuesta al yamiké depende el éxito de un producto La activación del deseo.

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